TIK TOK IN THE CLOCK AND THE PARTY DON'T STOP

Guess he wants to play, wants to playI love game, I love game.

miércoles, 24 de febrero de 2010

I'M BACK





"Nisiquiera puedo consolarte







Aunque no sé lo que daría yo







Por retenerte al menos otro instante







El extraño soy yo







Aquí..diciendo adiós..."





Hablemos hoy de amor. De amor y de todo lo que se le une inevitablemente. Me refiero a seducción, afecto, atracción, deseo, cariño, pasión, interés, aficción, convenciones, noviazgos, rollos, relaciónes de todo tipo, conquista, aventura, ternura, sensibilidad, estima, fervor, corazón... ¿Qué tiene esa persona que te hace respirar aceleradamente? Al final todo se convierte en rutina, ¿no? No, es más. Más de lo que se puede escribir en al entrada de un blog. Es más.



En la televisión nos presentan una imagen idealizada del amor. Jóvenes que dejan todo atrás por amor, personas que se guían por él para tomar sus decisiones, mujeres que hablan de amor como si fuera lo más increíble del mundo, hombres que actúan como si el contacto con otra persona fuera imprescindible en sus vidas... La trama principal de todas las películas taquilleras del cine es el amor entre dos personas perfectas y guapísimas. Y, por supuesto, todo acaba bien. Felices y comiendo perdices. Todos sonríen y el malo siempre acaba en una esquina maldiciendo toda la felicidad de su alrededor. Pero... ¿Por qué nos dan esa imagen tan idealizada de algo que debería ser natural y cambiante? El amor no es algo que se da en bandeja, no es algo fácil, no hay ni vivieron felices, ni comieron perdices ni cojones. ¿El amor existe? Si existe, es confuso, impredecible y nada compasivo. O por lo menos, yo estoy cansada de buscar algo que me tenga satisfecha. ¿Amor? Quizás no es lo que busco.



Me estoy desviando del tema principal. ¿Por qué nunca estamos conformes con lo que tenemos?



Érase una vez un pequeño ratón que vivía en la alacena de una tienda de quesos. Su vida era un continuo frenesí. Todos los días tenía que subir uno a uno los peldaños de una escalera para llegar al preciado fruto de sus anhelos: el queso grullere. Y todos, absolutamente todos los días, debía cuidarse de que no lo atrapara el gato que la dueña de la tienda había conseguido para ahuyentar a los ratones. Esto era complicado, fatigoso y tremendamente peligroso. No obstante, un día, de repente, una niña pequeña se enamoró del gato y se lo llevó a su casa. El ratón no pudo evitar chillar de alegría: ya no tendría que hacer más esfuerzos para llegar a lo que quería. El primer día de libertad, el ratoncito subió uno a uno los escalones... sin mirar atrás, sin preocuparse... así sucesivamente durante los días de toda una semana... y se dio cuenta de que no era lo mismo sin un poco de emoción. El gato le daba algo de peligro al asunto, algo que hacía mucho más apetecible cada pedazo del queso grullere.



Si tenemos algo, queremos lo contrario; si lo conseguimos, retornaremos a la idea inicial. Cada parte de nosotros mana inseguridad, insatisfacción e impaciencia... cada centímetro de nuestra piel quiere sentir, experimentar, cambiar y a la vez tener algo estable a lo que aferrarse en caso de necesidad, tristeza, peligro.



YO quiero tener alguien que me abrace cuando haga frío, que me seque las lágrimas cuando lloro, que se ría conmigo con alguna tontería, quiero alguien que me bese cuando lo necesito, alguien que comparta conmigo miles de cositas, alguien cuyo cuerpo me sepa de memoria, de los pies a la cabeza, alguien que me haga la cama cuando no tengo ganas de levantarme del sofá, alguien que juegue conmigo cada día, y que me haga cosquillitas porque lo primero es mi felicidad, alguien que con un beso me calle porque no hacen falta más palabras, alguien a quien contarle todos los cotilleos de mis amigos porque no se los va a contar a nadie, alguien que me acompañe al metro aunque tenga que pasarse veinte minutos andando, alguien que venga conmigo de compras y me sujete las bolsas, alguien que me mire y sepa que siempre me seguirá mirando así, alguien con el que comparta tanta confianza que no exista la verguenza, alguien que simplemente pueda decir CLARA, TE HE AMADO, TE AMO Y SIEMPRE TE AMARÉ. Quiero un NOSOTROS.



Pero ¿Cómo? También quiero otra cosa. Quiero salir los fines de semana hasta tarde, quiero bailar sin parar, ser impulsiva, hacer las cosas sin pensar, besar a los chicos que quiera cuando quiera, seducir, tontear; quiero hacer tantas locuras que no me de tiempo a contarlas, volcarme de lleno en una tontería y al día siguiente en otra distinta, escuchar música, tomar el sol, conocerme a mí misma y a muchas personas, quiero libertad, quiero tener mi espacio personal a mi alrededor, dejar muchas puertas abiertas y ninguna cerrada, quiero volverme loca sin razón y volver a empezar todo, llegar a un viernes sin plan anticipado y hacer lo que salga de repente... Quiero ser YO y borrar todo lo anterior.



Pero, si tengo a la mejor persona del mundo, y por la que daría mi vida, ¿Por qué me sucede esto? Estoy confusa y me limito a escribir aquí porque quizás nunca tenga el valor de sacar todas estas dudas a la luz. Soy una persona a la que un simple rallo de sol en la cara puede hacer sentir sensaciones insospechadas, puede hacerme sentir completa... Soy una persona independiente con cientos de proyectos por hacer y un pasado por acarrear. Soy imperfecta y cometo errores. Y nunca dejaré de cometerlos, porque soy imperfectamente estúpida. No quiero que alguien que da todo por mí reciba, en cambio, una sensacíón de inseguridad y desconfianza.



Soy una persona demasiado impaciente como para quedarme tanto tiempo quieta. Me muevo, viajo entre la incertidumbre y la seguridad, y mi cabeza no para de dar vueltas de un lado a otro, de un bando al contrario, como si cada momento de mi vida no fuera más que un conflicto armado entre todas las posibilidades que da mi corazón, mi mente y mi cuerpo. Quizás no esté hecha para esto, quizás mi boca te eche de menos cuando acabe... quizás no acabe.



Quién sabe qué pasará.





Cántame la de tal vez, Cántame la de pasión que estuve bailando ayer yendo hacia tu habitación.


En esta canción se resume lo que siento:


"Y son el mismo destino,son la misma verdad,


los dos lados del camino,donde me llevará.


Mi problema,es que siempre espero el tren


pero cuando pasa,no lo quiero coger,


y ni me lleva,ni me deja de traer."

SIGO QUERIENDO, Y ESO NO PUEDE CAMBIAR... PERO NO PUEDO MÁS.

SOMOS JÓVENES. ME GUSTARÍA ENCONTRARTE UN POCO MÁS TARDE, Y PODER EXPLOTAR TODO LO QUE PODEMOS CREAR JUNTOS.

Es tan doloroso y confuso...